Portada de antigua versión de Revista Libre Pensamiento

viernes, 29 de junio de 2012

De un golpe de Estado a otro

Honduras (junio de 2009) - Paraguay (junio de 2012)
De un golpe de Estado a otro
Por Éric Toussaint


Tres años después del golpe de Estado institucional que derrocó en Honduras el presidente democráticamente electo Manuel Zelaya, un golpe similar expulsa de la presidencia de Paraguay a Fernando Lugo, igualmente electo según las sacrosantas reglas del sufragio universal pero –como Manuel Zelaya– visto como un estorbo por la oligarquía paraguaya y sus amos de Washington, que en cambio toleraron los 35 años en el poder del régimen represivo de Alfredo Stroessner. El profesor Eric Toussaint explica cómo la bendición de Washington al golpe institucional hondureño de 2009 abrió la puerta al golpismo institucional, o golpes de Estado disfrazados de procesos institucionales avalados por los parlamentos y las élites oligárquicas.

Red Voltaire | 29 de junio de 2012

A tres años de distancia se repite en Paraguay el mismo escenario de golpe de Estado ya utilizado en Honduras en junio de 2009. En los dos casos, un órgano del poder institucional que había quedado en manos de representantes de la clase dominante, destituye a un presidente democráticamente electo. Este golpe de Estado respeta las apariencias de legalidad. En un análisis redactado en 2009, el CADTM ya denunciaba el golpe de Estado de Honduras y las complicidades que los golpistas tenían en Washington. La última frase de aquel artículo anunciaba lo que acaba de pasar en Paraguay: «El caso hondureño presenta el riesgo de ser una puerta de entrada a golpes de Estado realizados por el ejército con el aval de algunas instituciones estatales como el Parlamento o el Tribunal Supremo» [1].

Desde 2009, la gran prensa internacional concedió un apoyo pasivo o activo a los golpistas hondureños y el diario Libération (Francia) está reproduciendo hoy, en caliente, el mismo comportamiento. He aquí lo que publicó respecto al golpe de Estado en Paraguay: «El presidente paraguayo Fernando Lugo ha sido oficialmente despojado de sus funciones este viernes, culminando así un proceso de destitución efectuado en pocas horas en el Senado, como comprobó un periodista de AFP.» La frase siguiente nos muestra claramente la opinión del diario: «Elegido en 2008 con el apoyo de una amplia coalición de una veintena de partidos, Fernando Lugo había perdido en forma progresiva una parte esencial de sus partidarios en el Parlamento después de una serie de desacuerdos políticos» [2]. En realidad, Fernando Lugo, que fue elegido presidente a través del sufragio universal y con un fuerte apoyo popular, nunca gozó de una verdadera mayoría parlamentaria que le permitiese llevar a cabo satisfactoriamente su proyecto ya que los dos partidos tradicionales de la derecha dominaban las instituciones parlamentarias —Partido Liberal y Partido Colorado. Este último apoyó la dictadura de Stroessner entre 1954 y 1989, y dominó el gobierno y el Estado paraguayo durante 62 años—. Como consecuencia de ello, Lugo tuvo que negociar el respaldo del Partido Liberal, del que una parte importante de sus dirigentes se habían opuesto a la dictadura de Stroessner [3]. Por lo tanto, al contrario de lo que afirma Libération, Lugo no perdió lo esencial de sus partidarios en el Parlamento. Éstos, propiamente hablando, eran muy pocos y se mantuvieron a su lado. Su relación con Domingo Laíno [4], un dirigente histórico del Partido Liberal (por su oposición radical al régimen de Stroessner), y sus partidarios incluso se ha fortalecido. Por el contrario, la dirección del Partido Liberal, al que pertenece el vicepresidente Federico Franco, que acaba de tomar el poder, sólo sostuvo a Lugo como la cuerda de la que cuelga a un ahorcado. En realidad, nunca estuvo entre los partidarios de Lugo. El Partido Liberal era un aliado que bloqueaba todos los intentos por realizar las profundas reformas sociales y económicas que el país necesita. A pesar de ese bloqueo, las realizaciones sociales del gobierno Lugo, aunque limitadas, fueron innegables y la popularidad del presidente es bien real. Desde el comienzo de su mandato, el vicepresidente Franco multiplicó sus críticas contra el presidente Lugo, desconociendo así el compromiso político que lo ligaba a él. Ahora, Franco acaba de acceder a la presidencia gracias al apoyo de la oligarquía que mantuvo el control de las instituciones parlamentarias, debido a décadas de dominación política en un país donde el clientelismo tiene una función clave. Por otra parte, los disidentes del Partido Liberal, Domingo Laíno y el senador liberal Luís Alberto Wagner, se opusieron el 22 de junio de 2012 a la decisión tomada por el comité político de su partido de destituir al presidente Lugo. Laíno y Wagner denunciaron incluso la violación de las normas internas del Partido Liberal y señalaron que semejante decisión sólo podía ser tomada por el directorio del partido, una instancia superior y más amplia que su comité político [5].

Honduras 2009
 
Tres años después del golpe de Estado en Honduras, presentamos como recordatorio de los acontecimientos, y con el fin de ayudar a la comprensión de las similitudes entre los golpes de Estado hondureño y paraguayo, un largo extracto de un artículo publicado, en nuestra web www.cadtm.org, en octubre de 2009 [6] :

«Cuando el presidente constitucional Manuel Zelaya fue destituido por los militares, el 28 de junio, la gran mayoría de los medios de prensa declararon, deformando totalmente la verdad, que los militares habían reaccionado a la voluntad del presidente de modificar la Constitución para mantenerse en el poder. Muchos medios agregaban que [Zelaya] seguía así el ejemplo de Hugo Chávez, presentado como un dirigente populista autoritario. En realidad, Manuel Zelaya sólo proponía a sus conciudadanos pronunciarse sobre la organización de elecciones generales para una Asamblea Constituyente, algo que habría representado un verdadero avance democrático en ese país. Este hecho fue muy bien explicado por Cécile Lamarque y Jerome Duval, a su regreso de una misión del CADTM en Honduras: «El golpe de Estado tuvo lugar el mismo día en que Manuel Zelaya organizaba la «consulta», de carácter no vinculante, donde se preguntaba a los hondureños si deseaban, o no, la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente, después de las elecciones previstas para el 29 de noviembre de 2009. La pregunta era la siguiente: ¿Está usted de acuerdo con que en las elecciones generales de noviembre 2009 se instale una cuarta urna para decidir sobre la convocatoria a una asamblea nacional constituyente que apruebe una nueva Constitución política? Si esa consulta hubiese recogido una mayoría de «sí», el presidente habría sometido un decreto a la aprobación del Congreso para que, el 29 noviembre, los hondureños se pronunciaran formalmente sobre la convocatoria de una [Asamblea] constituyente, en una «cuarta urna» (las tres primeras estarían reservadas para la elección del presidente, de los diputados y de los alcaldes, respectivamente). Para darle un matiz de legalidad al golpe de Estado, el Congreso y el Tribunal Supremo, como aliados del golpe, decidieron que la consulta era ilegal y dictaminaron que el presidente Zelaya había «violado la Constitución» al intentar modificarla «para poder aspirar a un nuevo mandato», como un «aprendiz de dictador chavista». Sin embargo, Manuel Zelaya no buscaba, por la vía de esta consulta, renovar su mandato presidencial en las próximas elecciones legislativas, ya que éstas se realizarían en el marco de la actual Constitución, que prevé mandatos presidenciales de 4 años no renovables. Por lo tanto, Zelaya no podía ser candidato a su propia sucesión» [7].

A pesar de que los movimientos populares de oposición al golpe de Estado multiplicaron las huelgas y manifestaciones en julio, agosto y septiembre, los grandes medios periodísticos les dedicaron apenas unas líneas. Las pocas veces que los grandes diarios dedicaban un artículo de fondo a la situación en Honduras, lo hacían siguiendo una política denigratoria con respecto al presidente constitucional, cuando no presentaban directamente la acción de los militares como un golpe militar democrático. Por ejemplo, The Wall Street Journal decía en su editorial del 1º de julio de 2009: «el golpe militar ocurrido en Honduras el pasado 28 de junio y que llevó al exilio al presidente de ese país centroamericano, Manuel Zelaya, es extrañamente democrático». El editorial agregaba que «las autoridades legislativas y judiciales permanecieron intactas» tras la acción militar. Por otra parte, aunque de forma más matizada, el conocidísimo diario francés Le Monde también participó en aquella campaña. He aquí un ejemplo: El 12 de septiembre de 2009, Jean-Michel Caroit, su enviado especial en Honduras, citó las palabras de una francesa expatriada en ese país y a continuación agregó la mentira sistemáticamente repetida sobre las malas intenciones atribuidas a Manuel Zelaya. «Para los hondureños el retorno de Zelaya es inaceptable ya que significaría 20 años de dictadura al estilo de [Hugo] Chávez», exclamaba Marianne Cadario, refiriéndose al presidente de Venezuela, quien —como su aliado Manuel Zelaya pretendía hacerlo— modificó la Constitución para poder ser reelecto. Madame Cadario, una francesa instalada en Honduras desde hace 30 años, dice estar «súper asombrada ante la reacción de la comunidad internacional», que ha condenado el golpe» [8]. El tono de diarios como Le Monde y Libération comenzó a cambiar a finales de septiembre, cuando los golpistas recrudecieron sensiblemente la represión. Dicho esto, Libération se merece un premio por la utilización de eufemismos. En efecto, el 28 de septiembre de 2009 (justamente tres meses después del golpe), subtitulaba con la frase «Perfume de dictadura» (subrayado por Toussaint) un párrafo en el que se explicaba que el gobierno golpista había decretado: «la prohibición de "toda reunión pública no autorizada", la detención de "cualquier persona que ponga en peligro su vida o la de los demás", la "evacuación" de locales ocupados por manifestantes e interferencias de "la emisión por cualquier medio de los programas que traten de alterar la paz"» [9] [10].

En Honduras, el régimen surgido del golpe de Estado del 28 de junio de 2009 se benefició de la complacencia e incluso del respaldo activo de la administración Obama. El CADTM informó de la resistencia del pueblo hondureño y analizó la actitud de Washington, que significaba una verdadera incitación para otros candidatos a golpistas en América Latina. He aquí lo que se publicó en la web del CADTM en diciembre de 2009:

«Mientras que el presidente Manuel Zelaya, quien había entrado clandestinamente en su país el 21 de septiembre de 2009, encontraba refugio en la embajada de Brasil en Tegucigalpa, la capital hondureña, los golpistas continuaban reprimiendo violentamente las manifestaciones de los partidarios del presidente constitucional y decretaron, el 27 de septiembre, un estado de sitio de 45 días de duración [11]. Hubo entonces un comentario del número dos de Washington en la OEA, Lewis Amselem: «el retorno de Zelaya es irresponsable» [12].

Por su parte, Hillary Clinton no condenó el prolongado toque de queda. El acuerdo al que se llegó el 30 de octubre de 2009, bajo los auspicios de Washington, entre los representantes de Manuel Zelaya y los de Roberto Micheletti estipulaba expresamente que las partes se comprometían a no hacer ningún llamamiento directo o indirecto a la convocatoria de una asamblea constituyente o a cualquier otra consulta popular (punto 2 del acuerdo). Además, el acuerdo no preveía explícitamente el retorno de Manuel Zelaya a la presidencia del país para terminar su mandato. Roberto Micheletti y sus partidarios habían decidido no devolver la presidencia a Zelaya quien, como consecuencia de ello, pidió a la población que no participase en las elecciones generales previstas para el 28 de noviembre de 2009. El principal candidato de la izquierda a la presidencia, Carlos Reyes, así como un centenar más de candidatos de diferentes partidos (entre ellos un sector del Partido Liberal) [13], decidieron por lo tanto retirar sus candidaturas. El 10 de noviembre de 2009, Washington anunció que reconocía el resultado de las elecciones, a pesar de que en la víspera de las elecciones las organizaciones de defensa de derechos humanos habían contabilizado más de 20 oponentes políticos asesinados desde la fecha del golpe de Estado, así como 211 heridos durante las acciones represivas, cerca de 2 000 detenciones ilegales, dos tentativas de secuestro y 114 prisioneros políticos acusados de sedición. Los medios de comunicación opuestos al golpe fueron cerrados o acosados. La Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea, la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR) [14], los países miembros del Grupo de Río y los países del ALBA habían decidido no enviar observadores. Los cálculos del porciento de electores que supuestamente participaron en el escrutinio oscilan según las fuentes. Pero seguramente no se llegó a la mitad de los electores inscritos. A pesar de ello, el vocero del Departamento de Estado, Ian Nelly, vio las elecciones hondureñas como «un necesario e importante paso adelante» [15]. Washington reconoció como presidente electo a Porfirio Lobo, del Partido Nacional, un representante duro de la oligarquía, de los terratenientes y de la misma derecha que había organizado el golpe de Estado. El embajador de Estados Unidos en Tegucigalpa, Hugo Llorens, declaró que las elecciones habían constituido una «gran celebración de la democracia» y afirmó que Estados Unidos trabajaría con Porfirio Lobo, conocido como Pepe: «Pepe Lobo es un hombre de una gran experiencia política», declaró el embajador estadounidense a la radio HRN. «Yo le deseo buena suerte y Estados Unidos trabajará con el presidente para el bien de nuestro país…Nuestras relaciones serán muy fuertes». Como ya escribimos en aquel entonces, «Respaldar un proceso surgido de un golpe de Estado y actuar a favor del reconocimiento internacional de las autoridades que lo perpetraron y de las que surgieron del mismo, es alentar a los candidatos a golpistas que se ponen políticamente del lado de Washington» [16].

Prosiguiendo nuestro análisis, ya en enero de 2010 se podía leer, en la web del CADTM, la descripción del golpe de Estado en preparación en Paraguay, golpe que finalmente tuvo lugar el 22 de junio de 2012.

«En el caso de Paraguay existe una parte de la derecha que retomó la ofensiva. En diciembre de 2009, el senador liberal Alfredo Luís Jaeggli llamó al derrocamiento del presidente Fernando Lugo, a quien acusa, como ya se hizo con Manuel Zelaya, de imponer un modelo chavista del «socialismo del siglo XXI». Jaeggli, cuyo partido constituye el principal «apoyo» parlamentario del gobierno, afirmaba, siguiendo la marcha de los acontecimientos, que el golpe de Estado realizado en Honduras no había sido tal: el derrocamiento de Manuel Zelaya y la acción llevada a cabo desde aquel momento por el régimen de facto serían perfectamente legales [17]. Este senador incluso pide al parlamento paraguayo que ponga en marcha un juicio político contra Lugo para destituirlo y reemplazarlo por el vicepresidente de la república, el liberal de derecha Federico Franco. El senador Jaeggli reprochaba a Lugo no seguir el ejemplo de los países que habían tenido éxito en la reforma económica, como Chile, con los cambios que había comenzado Pinochet, y la Argentina de Carlos Menem. Evidentemente, el caso hondureño puede convertirse en una puerta para nuevos golpes de Estado realizados por el ejército con el aval de algunas instituciones estatales como el Parlamento o el Tribunal Supremo» [18].

El 22 de junio de 2012, luego de un juicio expeditivo, el Senado paraguayo, controlado por la oligarquía descontenta ante las políticas de Fernando Lugo, destituyó al presidente democráticamente electo en 2008 mediante el sufragio universal. El 23 de junio de 2012, un amplio frente de la resistencia comenzó a organizarse para obtener el restablecimiento de la democracia. El 24 de junio, siete países latinoamericanos retiraron o llamaron a consulta sus embajadores en Paraguay (Argentina, Brasil, Colombia, Uruguay, Perú, Ecuador y México). Cinco anunciaron que no reconocían al nuevo gobierno: Venezuela, Bolivia, Ecuador, El Salvador y Nicaragua. El MERCOSUR, del que la economía paraguaya tiene una fuerte dependencia debido a sus intercambios comerciales, decidió no invitar al nuevo régimen a la reunión que se celebrará en Mendoza, Argentina, el 29 de junio de 2012. En Paraguay, la movilización popular en defensa de la democracia se está organizando. Es importante que se pueda respaldar con un máximo de apoyo internacional.

En Honduras, tres años han pasado desde el golpe de Estado perpetrado contra el presidente Zelaya y contra el pueblo hondureño que lo había elegido. El país está hundido en una crisis sin precedentes. La violencia ha aumentado considerablemente contra aquellas y aquellos que resisten en defensa de las libertades y de los derechos fundamentales del pueblo y que denuncian la orientación ultraliberal del gobierno de Porfirio Lobo, lacayo de la oligarquía y de las transnacionales cómplices del golpe. Sindicalistas, militantes asociativos y de derechos humanos, feministas, homosexuales, miembros de comunidades indígenas y afrodescendientes, periodistas de oposición, etc., sufren las presiones, intimidaciones, acosos y agresiones —en el caso de que no caigan bajo las balas—, que instrumentan tanto el poder del Estado como los grupos paramilitares y milicias privadas que actúan con total impunidad. En la región de Aguán, la represión continúa contra las comunidades campesinas en el marco del conflicto agrario que las opone a los grandes terratenientes. Según Reporteros Sin Fronteras, más de 40 abogados perdieron la vida en estos tres años por haber defendido a víctimas de abusos policiales y del ejército, y 28 periodistas fueron asesinados en el transcurso de la última década, 23 de ellos precisamente después del golpe de Estado. Para el 28 de junio de 2012, el Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP) organiza una movilización nacional en ocasión de tercer aniversario de ese régimen funesto.

El CADTM aporta su contribución a la solidaridad internacional con los pueblos paraguayo y hondureño.

Traducido por Griselda Pinero
[1] Véase en el artículo en inglés: Eric Toussaint, "The U.S. and its unruly Latin American ’backyard’", 26 de enero de 2010, "Clearly, Honduras can easily become a dangerous precedent as it opens the door to military coups condoned by some state institutions, such as the parliament or the Supreme Court."
[3] Lugo, que no pertenecía a ningún partido político, consiguió reunir alrededor de su candidatura un amplio espectro de partidos y movimientos sociales, reagrupados en el seno de la Alianza Patriótica para el Cambio (APC), una coalición que va desde el Partido Liberal Radical Auténtico hasta grupos de izquierda más radicales.
[4] Domingo Laíno, nacido en 1935, luchó contra la dictadura de Stroessner, lo que le costó ser expulsado del país. Estuvo en el exilio entre 1982 y 1987. Después, fue varias veces el candidato liberal a la presidencia de Paraguay (obtuvo el 32,1% de los votos en 1993 y el 42, 6% en 1998). Su último mandato de senador lo realizó en el periodo legislativo 2003-2008. En 2010, el presidente Lugo lo nombró administrador de la empresa pública Itaipú.
[7] Cecile Lamarque y Jerome Duval, «Honduras: Pourquoi le coup d’État?», 17 de septiembre de 2009.
[8] Jean-Michel Caroit, «Au Honduras, la campagne électorale s’ouvre dans un climat de haine», Le Monde, p. 8, sábado 12 de septiembre de 2009.
[9] «Le Honduras s’enfonce dans la crise», par Yann Libessart, Libération, 28 septembre 2009.
[10] Fin del extracto del artículo de Eric Toussaint «Venezuela, Honduras, Perú, Ecuador: "pequeños" olvidos et "grandes" mentiras», 5 de octubre de 2009.
[11] En la madrugada del lunes 28 de septiembre de 2009, el ejército hondureño ocupó los locales de la radio Globo y puso fin a las emisiones televisadas del Canal 36, la única cadena que transmitía informaciones desfavorables a los golpistas.
[12] Organizaciones de defensa de los derechos humanos, acusaron a Lewis Amselem, representante permanente adjunto de Estados Unidos en la OEA, por negación de asistencia y por difamación contra su compatriota Dianna Ortiz, una religiosa progresista estadounidense de la orden de las Ursulinas, que fue torturada y violada varias veces por elementos de las fuerzas de seguridad guatemaltecas en 1989. En aquel entonces, Amselem trabajaba en la embajada de Estados Unidos en la capital de Guatemala, como funcionario a cargo de dar seguimiento al respeto de los derechos humanos. http://www.kaosenlared.net/noticia/...
[13] Véanse los análisis de Maurice Lemoine: «Mascarade électorale au Honduras», par Maurice Lemoine, Le Monde Diplomatique, vendredi 27 novembre 2009.
[14] Creada en mayo de 2008, la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) se compone de 12 países de Sudamérica que representan 388 millones de habitantes: Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Ecuador, Guayana, Paraguay, Perú, Surinam, Uruguay y Venezuela.
[15] Citado por AFP, el 30 de noviembre de 2009
[17] Jaeggli declaró en una radio pública argentina: «El presidente hondureño asumió la presidencia con un mandato liberal, pero lo traicionó y se alistó en el socialismo del siglo XXI. Lo que pasó en Honduras [Jaeggli se refiere claramente al golpe de Estado del 28 de junio de 2009], para mí, y me excuso, es totalmente legal». La versión audio de la entrevista está disponible en Internet http://www.radionacional.com.ar/aud...
[18] Eric Toussaint, "The U.S. and its unruly Latin American ’backyard’", 26 de enero de 2010.

Educación no se reduce a enseñanza, investigación o extensión

Educación no se reduce a enseñanza, investigación o extensión
Manuel Moncada Fonseca


1. ¿Qué es hoy la educación universitaria?

Vivimos no solo bajo el imperio de la amenaza permanente a la existencia de todo lo vivo sino, sobre todo, bajo el de la apariencia, creada por los llamados medios de comunicación, que nos hace creer lo contrario de lo que en verdad cocina y pone en práctica el imperio del capital, con lo que se facilita enormemente su labor destructiva contra la humanidad y el medio ambiente.

En este marco, las instituciones educativas, amén de ignorar la ocupación y el saqueo de territorios y, ya no se diga, la aniquilación de miles de miles o millones de personas, según sea el caso (por ejemplo en Afganistán, Iraq, Libia, como ahora se quiere hacer contra Siria), aspiran vivir bajo un mundo lleno de ilusiones vanas sobre su quehacer, hiperbolizándolo, entre otras cosas, con el cuento de que son empresas o que pueden parecérsele mucho, al menos hablando su propio lenguaje, es decir privatizando la concepción educativa; o con aquél que las hace concebirse como el primer factor del desarrollo social, con lo que menosprecian las múltiples creaciones de los pueblos, fundamento de toda cultura humana.
De esta suerte, se niegan casi totalmente al estudio, observación o al análisis del mundo complejo y conflictivo que las rodea lo que, por sí mismo, contradice su razón de ser; como igual se empeñan en reconocerse y estudiarse no a partir de lo que son, sino de lo que figuran ser.

Rehúyen de la política, aunque estén más que inmersas en ella, sólo que jugando, en lo esencial, a intereses que nada tienen que ver con la formación de seres humanos dispuestos siempre a servir a toda la humanidad, en función de contribuir a su felicidad, sino al bienestar material, al éxito o a los falsos prestigios de unos cuantos que, con frecuencia, se ven ellos mismos muy lejos de alcanzar la dicha.

Se simula la inocuidad del conocimiento, de la ciencia, de todo lo que rodea a la educación y a los centros afines a ella; se quiere académicos y educandos muy "serios" a costa de alejarlos, ni más ni menos, que de la realidad social y mundial que envuelve a todo ser humano; o aceptando como inevitable o "natural" toda suerte de cambios desde los aparentemente benignos, como la comunicación con cada vez menos palabras en la red hasta el dominio abierto o solapado de las transnacionales.

Se desea resolver problemas con la ciencia, con la tecnología, pero sin que intervenga en ello la reflexión, el filosofar sobre los fenómenos que rodean al mundo; esto es, negándose a escudriñar las causas profundas de las cosas y sus interacciones y, consecuentemente, la visión de conjunto de la realidad circundante. Además, se aspira dar solución a problemas inmediatos, lo que no es malo, pero no a los que pueden afectar -y de hecho están afectando ya- la existencia de todo lo vivo sobre el orbe, lo cual va mucho más allá de la ciencia, la tecnología y la mal entendida comunicación, cuyos usos están siendo perversamente orientados contra los pueblos en general, sin que la educación pública se muestre para nada como la conciencia crítica que dice ser a todos los vientos.

Por el contrario, lejos de ello, en Galicia, como en muchas otras partes del mundo, "...se habla del cierre de [titulaciones] clásicas, filosofía o matemáticas [...] porque se es incapaz -acota José Carlos Bermejo Barrera-, de comprender que las exigencias de estudio, la capacidad de análisis, de planteamiento y resolución de problemas no estándar, el dominio del lenguaje, de la expresión o del pensamiento abstracto son la base del conocimiento y lo que debe fomentar la universidad".1 

2. Negativa a conocerse a sí misma y el entorno complejo y conflictivo que rodea al ser humano

Las universidades, al igual que muchas otras fuerzas sociales, recurren profusamente a conceptos que son de mucha utilidad para las empresas transnacionalizadas y sus filiales en continentes, regiones y naciones, pero sin percibir que, con ellos, sólo se encubren los protervos intereses de estas empresas, divorciados por completo de los que tienen los pueblos. 


Tales son, por ejemplo, los conceptos: democracia (sin reparar para nada en su sentido clasista); crisis financiera (como que no hubiera una crisis multifacética y terminal del sistema capitalista); Estado del bienestar (ignorándose que el estado prevaleciente responde y sólo puede responder, a los intereses de las transnacionales y los oligarcas locales); sectores productivos (soslayando por completo la distinción radical entre productores directos y explotadores); democracia directa, participativa y representativa, justicia social, reparto de la riqueza (como si todo esto se pudiera garantizar en las estrecheces que impone el sistema de "libre empresa"), desarrollo endógeno y desarrollo sostenible (con los que tampoco se sobrepasan los marcos de ese mismo sistema y más bien están llamados a fortalecerlo y a depredar más y más los recursos naturales y el medio ambiente en su conjunto).

Estos y otros conceptos se ven, pues, lanzados al ruedo esencialmente para ser aplicados exclusivamente dentro de los estrechos marcos que impone el capital2 a la transformación del mundo, al que obliga más bien a involucionar.


La academia en particular vive enamorada de conceptos que vienen directamente de la globalización, pero esto a ella no le preocupa para nada: “empresa”, “empresario”, “emprendedurismo”, “universidad emprendedora”, “tuning”, “demandas del entorno”, “currículo por competencias” y otros. 


Hacerse las desentendidas, como que el uso de estos términos no tuviera nada que ver con la globalización neoliberal y no proviniera de ella, convierte a las instituciones educativas en cómplices de la explotación capitalista.
  
En cambio, conceptos que se orientan a marcar el norte de aquello que se estudia, son anatematizados por el sistema imperante que se esmera por barrerlos del mapa. Y las universidades, en gran medida, actúan justo en esa misma línea. Al respecto, Iñaki Gil de San Vicente, siguiendo a Garnier, plantea:

«“Capitalismo”, “imperialismo”, “explotación”, “dominación”, “desposesión”, “opresión”, “alienación”… Estas palabras, antaño elevadas al rango de conceptos y vinculadas a la existencia de una “guerra civil larvada”, no tienen cabida en una “democracia pacificada”. Consideradas casi como palabrotas, han sido suprimidas del vocabulario que se emplea tanto en los tribunales como en las redacciones, en los anfiteatros universitarios o los platós de televisión.» (Ibíd.)
  
En un plano más completo, en el afán de revelar la esencia oculta tras muchos fenómenos del mundo social, se hace uso de categorías compuestas a las que se llama correlatos, mismas que contribuyen decididamente a desentrañar las raíces más profundas de los males que aquejan a la humanidad, toda vez que muestran vínculos indisolubles entre fenómenos que, aparentemente, existen aislados unos de otros y, por tanto, sin condicionarse mutuamente. Tales son los correlatos empobrecimiento-enriquecimiento; modernidad-colonialidad; plusvalía-ganancia, lucha de clases -paz social, revolución-contrarrevolución, poderpopular-poderoligárquico, etc.

Negarse a conocer la realidad tal cual es conduce a que las universidades se nieguen a conocerse a sí mismas. José Carlos Bermejo Barrera hablando de las universidades públicas de España, interrogándose sobre ello, expresa:
“Pero ¿por qué las universidades [...] son incapaces de percibirse a sí mismas como son? Pues evidentemente no por la falta de inteligencia o la mala voluntad de sus miembros -sobre todo los profesores– sino por las características estructurales del sistema que se ha implantado en ellas.”3

Y en lo que concierne a los formalismos que la universidad se impone a sí misma, el mismo autor acota que ello responde:

“1) a que la universidad ha dejado de percibir cuál es su función real y se ha creado una función imaginaria; 2) a que, debido a la perversión básica en la que se sostiene, genera normas y discursos que ocultan y contradicen la realidad institucional y social; 3) a que ha creado un mundo verbal vacío, en el que el lenguaje solo sirve para establecer estereotipos y pautas de control; 4) a que toda la vida institucional se ha convertido consecuentemente en una mera liturgia y ritual; 5) y a que, al dejar de existir la institución como tal, se favorece desde su gobierno la idea de que la universidad no es más que un campo de juego en el que diferentes actores se mueven para lograr beneficios académicos, económicos y de todo tipo gracias a sus estrategias de cálculo institucional y acción racional.” (Ibíd.)

Sin exageración de por medio, con lo que acabamos de leer, pareciera como si estuviéramos ante un retrato de más de una de nuestras universidades públicas.

¿Cuál debe ser entonces el actuar de la universidad? ¿Qué funciones debe jugar? ¿Qué intereses representa?

3. ¿Cómo entender la educación?


Preguntémonos cómo entender la educación. Sin complicarnos con interminables definiciones al respecto, traemos a colación lo que sobre este concepto expresa Wikipedia,4 sitio de aparente neutralidad político-ideológica que, sin embargo, nos proporciona algunas visiones claras sobre el mismo que nos sirven, al menos, para ponerlo en discusión.


“-La educación [...] puede definirse como:

“-El proceso multidireccional mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar. La educación no sólo se produce a través de la palabra, pues está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes.

“-El proceso de vinculación y concienciación cultural, moral y conductual. Así, a través de la educación, las nuevas generaciones asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores, creando además otros nuevos.


“-Proceso de socialización formal de los individuos de una sociedad.


“-La educación se comparte entre las personas por medio de nuestras ideas, cultura, conocimientos, etc. [...]. Ésta no siempre se da en el aula.”

No hay acá nada que sostenga que educación sea sinónimo absoluto de enseñanza, como hace poco escuchamos de un "experto". Para remate, se anota que la primera no siempre se da en los marcos de un aula. Por lo mismo, se agrega que hay tres tipos de educación: formal, no formal e informal.

Entre los atributos de la misma, como hemos visto, está la de ser un proceso multidireccional a través del cual se transmiten “conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar”. Ella se presenta no sólo a través de la palabra sino también con el concurso de “acciones, sentimientos y actitudes.” En consecuencia, la educación no debe ser reducida a la enseñanza. Pero digamos, al menos de paso, que tampoco se trata separarla de ésta, porque sin duda, no ha habido, ni puede haber, educación sin enseñanza.

Por consiguiente, sin menospreciar para nada lo primordial que son las funciones de enseñanza, investigación y extensión, nuestro propósito primordial es poner de relieve que no puede haber universidad o escuela que no eduque en uno otro sentido.

En efecto, la universidad tiene esas funciones que deben estimarse inseparables de su quehacer. Sin embargo, decir que esta institución comienza y termina con ellas y se basta y se sobra con las mismas, significa castrarla, reducirla a nada; matar su espíritu que no nace por la mera existencia e interacción entre las mismas.

Ello significa ver a la universidad de forma positivista, inocua en su quehacer y en los frutos que de él se derivan, ya que de esa forma se niega, aunque amañadamente, su parte esencial: la función educativa que, amén de estar presente siempre, de modo permanente marca una orientación determinada respecto a la sociedad, al estado y a los conflictos que envuelven a la humanidad en su totalidad y en sus partes; es decir a lo que, con toda propiedad, se llama lucha de clases.

4. ¿Educación  en función de qué intereses sociales? 


Se quiere, pues, significar que la universidad educa siempre en uno u otro sentido, sirviendo, aunque parezca maniqueo decirlo, a los más o a los menos. Por ello, resulta amañada la tesis que separa su función educativa de su quehacer en general. En consecuencia, la pregunta que da sentido a todo aquello que la ocupa de forma esencial es entonces de qué lado se encuentra y en función de qué intereses actúa.

Aníbal Ponce (1898-1938), en Educación y Lucha de Clases, demostró que, a lo largo de la historia, la educación ha sido un instrumento vinculado de forma indiscutible, a la confrontación de clases sociales y, consecuentemente, a los conflictos económicos, políticos, ideológicos y culturales que la expresan.5

¿Y qué es hoy la educación en la era de la globalización neoliberal? Evidentemente, en la mayor parte del planeta, en la escuela o en la universidad, es esencialmente eso de lo que habla Ponce. Sino cómo entender la lucha que, en muchos países del continente americano y en Europa, libran los estudiantes y otros muchos sectores populares contra los modelos universitarios y los de toda la sociedad, orientados a seguir las consignas del mercado.

Por poner un ejemplo muy palpable de nuestro hemisferio: no es nada vano que Camila Vallejos plantee que, en Chile, el modelo neoliberal -que mantiene a su país en una crisis interminable que afecta a la mayoría aplastante de la sociedad, lo que incluye al sistema educativo- da lugar a que “en la universidad, los ricos y pobres se instruyen por separado”6 ¿Y no son acaso expresión de eso mismo, las distintas concepciones educativas que se enfrentan entre sí, unas defendiendo abierta o disimuladamente al sistema transnacional o corporativo y otras criticándolo de raíz?

Leonardo Boff, haciendo una reseña del libro recientemente publicado de Muñiz Sodré, profesor titular de la Universidad Federal de Río de Janeiro, intitulado Reinventando la educación: diversidad, descolonización y redes (Vozes 2012), señala que el autor desentraña los elementos de poder económico y político que se encuentran ocultos en expresiones ampliamente utilizadas, tales como “sociedad del conocimiento o de la información”. Y sigue “...el capitalismo-informacional-cognitivo constituye la nueva base de la acumulación del capital.” A tal nivel han llegado las cosas que, ahora, prosigue, todo se ha convertido en capital: lo natural, lo humano, lo cultural, lo intelectual, etc. Dicho de otra forma, detrás de esas expresiones, se agazapa “una monocultura del saber maquinal, expresado por la “economía del conocimiento” al servicio del mercado.”7

5. Castrando el potencial liberador de la educación  

Sostener que las funciones esenciales que la universidad posee son la enseñanza, la investigación y la extensión, silenciando o colocando en un plano secundario la educación, equivale a castrarla. El problema de verla así es que, con ello, se le priva del elemento esencial que da sentido claro e integrador a todas sus funciones, no sólo a las ya mencionadas. En tal sentido, desde nuestra perspectiva, la función número uno de la universidad o de la escuela es, justamente, la educación o formación de ciudadanos, de personas sensibles, haciendo uso de la enseñanza, la investigación y la extensión, así como de otros instrumentos. Así las cosas, aunque el ejercicio educativo se vale de estas tres funciones, no se reduce a ninguna de ellas, ni a las tres juntas.

Por otra parte, aseverar que las universidades privadas son las únicas que poseen naturaleza neoliberal no es algo que responda a lo que la realidad evidencia de modo profundo, persistente, creciente. Basta con toparse con el utillaje conceptual de una mayoría de universidades públicas, aquí y en la Cochinchina, para constatar con suma facilidad que éstas se encuentran tanto o más penetradas por las concepciones neoliberales que las privadas, no sólo en el plano local, sino también en el mundo.

No es casual que de tanta programación a la que se ven sometidos desde y fuera sus propias universidades (como si se tratara de cosas y no de seres humanos), entre los docentes de muchísimos rincones del orbe esas posiciones neoliberales tienen un gran peso. No a pocos de ellos, les encanta, fascina y hasta parece enternecerlos el concepto competitividad que encierra, mejor que cualquier otra categoría, la mentalidad empresarial, la más acabada versión de individualismo y el epítome de la ideología del capitalismo global y local.

Bendecir a universidades que se dicen públicas pero que, en verdad, son privadas; o a aquellas que tienen partes privadas en sus recintos o, finalmente, a las que legalmente se definen por entero públicas pero se ven por completo sujetas a un utillaje conceptual y a un proceder cada vez más gerenciales o empresariales, no es del todo inocente. Igual pude decirse de la reivindicación de la categoría “sociedad del conocimiento”, eufemismo de indiscutible factura transnacional, como acusa Leonardo Boff más arriba.

Resulta aún más sospechoso cuando una universidad pública se rige por los parámetros de la OCDE para medir la calidad de su quehacer. Como señala críticamente Renán Vega Cantor, esta organización al servicio de las transnacionales, rotundamente habla de cómo defender el "espíritu de empresa", propiamente estrechando “la colaboración entre las empresas y la escuela, para que las primeras incidan en la aceptación plena de la "economía de mercado" y sus valores individualistas por parte de los estudiantes…”8 

No extraña que ahora que España está siendo “rescatada” es decir, quebrada por los grandes capitales de la Unión Europea, la OCDE, de palabra orientada a la promoción de políticas que eleven el bienestar socio-económico de los seres humanos en general, recomienda básicamente poner en práctica dos recomendaciones: retrasar otra vez la edad de jubilación por encima de los 67 años y llevar a cabo el desmantelamiento paulatino de la Seguridad Social, para favorecer a las grandes aseguradoras privadas.9

6. Sentido liberador de la educación 

Conozcamos a groso modo lo que al respecto de la educación acota Pedro Horruitiner: “…la labor educativa deviene elemento de primer orden en el proceso de formación. Debe ser asumida por todos los docentes desde el contenido mismo de cada una de las disciplinas y abarcar todo el sistema de influencias que sobre el joven se ejerce desde su ingreso a la universidad hasta su graduación.”

Más adelante, profundizando sus concepciones sobre la educación, aporta: “Las universidades pueden ser motores impulsores de la sociedad, pero también pueden ser instrumentos al servicio de intereses mezquinos, cuando no son capaces de cumplir con su deber social.” Y, en otra parte, remata la idea expuesta sosteniendo como ejemplo lo siguiente: “Es difícil pensar en algo más dañino para una sociedad que un abogado, un economista, un médico o un maestro sin ética. No importa cuán capaces sean.”10
  
Queremos precisar una idea clara que se entresaca de lo que ha dicho Horruitiner, puesto que establece un mentís contra la tesis absolutista que coloca a la universidad como primer factor de desarrollo; a saber, que para él esta institución puede ser motor impulsor de la sociedad, no dice que sea; o bien puede que no lo sea, cuando incumple con sus deberes sociales y se vuelve  instrumento de intereses mezquinos.

Sin embargo, aunque no quiera muchas veces admitirse, la educación solo cumple cabalmente con sus obligaciones sociales cuando la sociedad está dirigida por una fuerza político ideológica interesada en construir un proyecto de nación para todos. El ejemplo de Cuba es, en este sentido, muy claro.  Por el contrario, los gobiernos neoliberales, que siguen las consignas de las transnacionales, no tienen vocación para otra cosa que para valerse de la educación en función de usarla para la perpetuación de la explotación del hombre por el hombre.
 

Para concluir, sólo queremos destacar la forma dinámica, creativa y original que posee el Movimiento de los Sin Tierra (MST) en torno a la educación.11

Joao Pedro Stedile destacado integrante de este movimiento, en torno a la educación sostiene: “...el frente de la educación es tan importante como la ocupación de un latifundio o el de masas. Nuestra lucha tiene como objetivo derribar tres barreras: la del latifundio, la de la ignorancia y la del capital”.

No hay acá, como puede percibirse claramente, tibieza alguna para vincular la educación, sin tapujos de ningún tipo, con la lucha por el socialismo y en contra de todo el sistema capitalista que entiende la competitividad como dogma absoluto de fe. No hay tampoco, desde luego, nada que afirme que la universidad o la escuela deben limitarse a la enseñanza, la investigación y la extensión, haciendo a un lado la educación, sobre todo, al decir de Paulo Freire, como práctica de la libertad. Más aún, Stedile habla de una educación no enclaustrada en un aula de clase, sino en la vida misma de quienes la practican.

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Notas:

1. Bermejo Barrera, José Carlos. "¿Menos latín y más deporte?" http://firgoa.usc.es/drupal/node/50913
2. de San Vicente, Iñaki Gil. "Los peligros de los tópicos y eufemismos". http://boltxe.info/?p=47607
3. Bermejo Barrera, José Carlos. "Rectores, promotores y profesores: La batalla perdida de la Universidad Pública". http://www.librepenicmoncjose.blogspot.com/2012/06/rectores-promotores-y-profesores-la.html
4. Wikipedia. http://es.wikipedia.org/wiki/Educaci%C3%B3n
5. Ponce, Aníbal. Educación y Lucha de clases. En Ponce, Aníbal. Obras. Casa de las América. La Habana , Cuba, 1975. pp. 39, 109, 120, 153-154, 169, 190, 211.
6. El comercio. “Protestas en Chile: cinco preguntas y respuestas sobre el difícil conflicto”. http://elcomercio.pe/mundo/1309607/noticia-protestas-chile-cinco-preguntas-respuestas-sobre-dificil-conflicto
7. Boff, Leonardo. “Reinventando la educación”. http://leonardoboff.wordpress.com/2012/06/02/reinventando-la-educacion/
8. Vega Cantor, Renán. “Las “competencias educativas” y el darwinismo pedagógico.”
http://amec.wordpress.com/documentos/convergencia-europea/las-competencias-educativas-y-el-darwinismo-pedagogico/
9. Inglott, A. “LA OCDE IMPULSA EL DESMANTELAMIENTO DEL SISTEMA PÚBLICO DE PENSIONES”. http://canarias-semanal.com/not/2802/la_ocde_impulsa_el_desmantelamiento_del_sistema_publico_de_pensiones/
10. Pedro Horruitiner. La universidad Latinoamericana Contemporánea: retos y desafíos. Curso corto 2. Universidad 2012 8vo Congreso Internacional de Educación Superior. pp. 14, 17-18.
11. Herrera Hurtado, Luis Guiovanni. "Reforma agraria, escuela alternativa y educación popular en el movimiento sin tierra". http://www.lahaine.org/index.php?p=62143

jueves, 28 de junio de 2012

El Repliegue Táctico "Una Lección de Audacia", 27 de junio de 1979

¿Menos latín y más deporte?


Las grietas del Plan Bolonia


 ¿Menos latín y más deporte?
José Carlos Bermejo Barrera


Enviado por admin1 o Mér, 27/06/2012 - 09:54

José Carlos Bermejo Barrera: ¿Menos latín y más deporte?

En el año 1974, el Ministro Secretario General del Movimiento, José Solís Ruiz, afirmó que lo que España necesitaba era menos latín y más deporte. Algo se había mejorado desde 1936, año en el que Millán Astray gritó en el Paraninfo de la Universidad de Salamanca a Miguel de Unanumo, catedrático jubilado de griego: "¡Abajo la inteligencia, viva la muerte!". Por lo menos el ministro valoraba la salud. Pero ¿por qué en un país en el que se creía que el latín solo servía para decir misa el ministro dijo esto? Pues porque el latín simbolizaba lo que de subversiva podía tener la propia universidad: el estudio, unido a la inteligencia, y a la capacidad de desarrollar el espíritu crítico frente a la autoridad establecida.

En la Galicia del 2012 se pone en duda el valor de una titulación única, filología clásica, basándose en unos índices absurdos y en la apelación al mercado. Veamos por qué. En primer lugar porque la filología clásica española, aun siendo un campo minoritario, fue de los primeros en los que se consiguió un nivel de internacionalización, ya desde fines de los años 50 del pasado siglo. Al ser el latín y el griego estudiados en todos los países y su bibliografía trilingüe en alemán, francés e inglés, los propios estudios exigieron un gran esfuerzo para poder moverse en esos ámbitos a nivel internacional.

El estudio de las lenguas clásicas es esencial para el conocimiento de las lenguas europeas, de sus literaturas medievales, de la historia de la filosofía y de todas las ciencias, por ser el latín el idioma exclusivo de las universidades hasta el siglo XIX. Y no digamos para el estudio de la historia y de la historia de la iglesia. Titulaciones como clásicas, matemáticas, arquitectura u otras no duplicadas son esenciales, aunque no tengan 50 alumnos, y lo son porque son fundamentales, para sus campos propios y cercanos. No son estudios estratégicos, esos se hacen en las academias militares, ni dependen del mercado, pues forman parte en muchos casos del empleo público.

Dicen nuestras autoridades que los nuevos planes de estudio serán consultados con los empleadores, además de depender de unos porcentajes válidos porque sí para cualquier estudio. De ser así, como médicos, enseñantes, jueces, y todo tipo de funcionarios desempeñan empleos públicos, veremos un espectáculo en el que unos empleados públicos, que crearán los nuevos puestos de empleo público, se preguntarán a sí mismos cuánto empleo público deben crear los empleados públicos para otros empleados públicos, según las leyes del mercado.

No es lo mismo cerrar una titulación triplicada porque no tiene alumnos que cerrar otra esencial. Primero serán las clásicas, luego la filosofía, las matemáticas, y todo lo que dictaminen unos índices absurdos. Si se habla del cierre de clásicas, filosofía o matemáticas es porque se es incapaz de comprender que las exigencias de estudio, la capacidad de análisis, de planteamiento y resolución de problemas no estándar, el dominio del lenguaje, de la expresión o del pensamiento abstracto son la base del conocimiento y lo que debe fomentar la universidad. Si eso no se entiende, ni se quiere diseñar un sistema racional en Galicia, entonces se hablará solo de índices, como grupos mínimos de 50 en la universidad, de la importancia estratégica de lo que libremente se quiera llamar estratégico, y del corta y pega de un título con otro, sin atender a la lógica de lo que se estudia y sin la voluntad de cambiar de verdad nada.

El mundo de Bolonia es el mundo de la rebaja del nivel académico, definido por el discurso de las competencias y habilidades, el power-point y el odio al pensamiento y a los libros. Es el mundo de los índices vacíos, llámeseles de calidad o lo que sea. Es un mundo similar al del fútbol que admiraba Solís Ruiz, porque todo es un juego, una liga que se gana moviéndose en un campo cerrado y en el que se desempata a penaltis, también al hacer planes de estudio.

Ya no vocifera Millán Astray y vivimos en democracia, pero eso sí, en una sociedad de la desinformación en la que en la TV, por ejemplo, los deportes ocupan la mitad del tiempo informativo y en la que se incentiva a todo el mundo, en la universidad también, a no pensar y conseguir solo sus puntos. Esperemos que al final no triunfe Solís Ruiz y nos pueda gritar desde su tumba: ¡GOOOOOOOOOOOL!

http://firgoa.usc.es/drupal/node/50913

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