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martes, 5 de febrero de 2013

La Política Exterior a definir con base en el Entorno Global




Nicaragua

La Política Exterior a definir con base en el Entorno Global


Manuel S. Espinoza J


Nuestra política exterior en las últimas dos décadas se ha desarrollado en el marco de diversas etapas de desarrollo del sistema internacional. Toda esta dinámica transversalmente ha sido altamente influenciada por el proceso de globalización, que ha generado una creciente interdependencia entre los estados y las naciones, generando así parte de las tendencias de transformación de las relaciones internacionales.



La primera tendencia es tratar de mantener el sistema unipolar actual, con base en los regímenes y organizaciones internacionales que se crearon en la segunda mitad del siglo pasado, que inciden enormemente en la política exterior de gran parte de los estados modernos: las empresas globales y multinacionales, la sociedad civil “global” etc.



También en el ámbito de las relaciones de competitividad por espacios de poder entre hegemonías, a través de las actuales relaciones ruso-estadounidenses o Sino-Norteamericanas; entre estas dinámicas las guerras dirigidas hacia Libia y Siria, por poner dos ejemplos.



La segunda tendencia es la creación de condiciones para la formación de un mundo multipolar, y esto es especialmente notable en los últimos años, con países como Rusia, China, India, Brasil. Aun cuando la UE sigue guiándose por un modelo unipolar, se distingue un marcado debilitamiento de la posición de liderazgo de los Estados Unidos.



Para lograr esta transformación se debe continuar con establecer mayores mecanismos y reglamentos de carácter jurídico, en aquellos temas relevantes como el comercio, la seguridad energética, el problema de la inversión mutua, las restricciones de circulación de los ciudadanos; así como los existentes entre la Federación Rusa y la Unión Europea, que ya están teniendo un impacto significativo en la política mundial y tienen un lugar importante en su política exterior.



La tercera tendencia se asocia con cambios en la configuración del proceso de desarrollo mundial: el desplazamiento desde el Atlántico Norte al Pacífico, donde se abarca a más del 40% de la población mundial, y su participación en el PIB internacional es del 50%. De acuerdo con las proyecciones de los cinco países más pujantes económicamente en la región (China, Japón, India, Corea del Sur e Indonesia) en 2015 producirán el 45% del PIB mundial.


Por ejemplo, el cambio que dio la comunidad australiana logró la reorientación del comercio entre Europa y la región Asia-Pacífico. En el este de Asia se vuelcan ahora más del 50% de las exportaciones australianas. El principal socio comercial de Australia es Japón. En el segundo lugar en el comercio exterior de Australia se encuentra China (mucho tiempo el lugar lo mantuvieron los EU, que ahora se han trasladado a la tercera posición).


La cuarta tendencia es la degradación planetaria y sus consecuencias globales, sobre todo en temas sobre las perspectivas de la energía mundial asociados al desarrollo y los asuntos de poder, que los estadistas deben tener en cuenta en su política exterior, no sólo a lo inmediato sino también a largo plazo.

En la actualidad, los expertos afirman que en la primera mitad del siglo XXI, es decir en los próximos quince años, el consumo mundial de energía podría aumentar en un tercio. Con eso, la demanda mundial de gas superará la demanda de petróleo. Por lo tanto, según los analistas, en 2020 el consumo de gas natural en la economía mundial podría crecer un 60% y el aceite en un 42%.


Un grupo de expertos consideran que la confrontación fundamental de importancia geoestratégica será entre China y Estados Unidos, en el 2030, producto de que China tendrá igual volumen de importaciones de petróleo que los EU. En este caso, el gobierno chino es consciente de que sin asegurar fuentes de energía confiables el crecimiento económico será imposible. Es por eso que la seguridad energética y la búsqueda de nuevos mercados para China están convirtiéndose en una cuestión de “supervivencia”, como uno de los líderes de la economía mundial. Aquí juega un enorme papel Irán como un suplidor de petróleo a China.


Una de las últimas tendencias que presenta el sistema internacional está ligada al debilitamiento  del modelo económico base en  las potencias, que desean mantener  un orden unipolar. Me refiero a situaciones como  la crisis financiera generada en los EE.UU desde el 2007 y la actual crisis europea, que afecta a uno de los centros de poder global como lo es la Unión Europea.


Producto de la situación anterior la cooperación europea se ha resituado en otras regiones del planeta como África, que por su cercanía geopolítica y nuevos planes estratégicos obtienen mayor importancia, bajo una tendencia de derechización extrema de sus élites.


Finalmente se distingue la radicalización de las soluciones para mantener una hegemonía global y salir de su situación de crisis económica, financiera y energética a costa de los Estados pequeños y sus recursos naturales, la situación de Iraq, Libia, Siria y todos incluyen a esta lista a Irán y hoy Malí.



Otro claro ejemplo es la reciente tendencia en el marco del resurgimiento de modelos socio económicos similares los que un pasado no muy lejano lograron alcanzar un enorme nivel de confrontación con el capitalismo. Para muchos esa lucha ideológica terminó junto al sistema socialista en el siglo pasado. Sin embargo, ésta aún persiste mucho más allá del discurso aún cuando en muchos de estos Estados no renuncian a la utilización de prácticas puras del orden piramidal y del desarrollo del capitalismo.



Mucho del escenario presentado, no es nada nuevo en las relaciones internacionales. En la actualidad por poner dos ejemplos a lo anterior, y que parece confundir a los analistas es  que la vieja Guerra Fría entre la URSS y EE.UU aún existe, mientras la nueva Rusia coexiste con  éste con base en un amplio abanico de intereses, pero que, al mismo tiempo,  se enfrentan en ya diversos planos geopolíticos alrededor del planeta. 


Similar de complejas se tornaron las relaciones de Interés entre la UE y Rusia, en cuanto cómo la primera veía a la Rusia post-soviética y como hoy, en la situación de profunda Crisis, Rusia ve a Europa y la compara desfavorablemente en base a sus intereses en Asia, el norte supuesto futuro norte de la actividad económica internacional.


Nicaragua no es una isla en un paraíso aún no descubierto y producto de su trágica historia política de los últimos 50 años, no posee la capacidad de salir intacta del entorno global en que nuestra política exterior debe conducirse. De tal manera, que la observación del desarrollo de la situación internacional desde términos que logren el análisis permanente hasta llegar al nivel estratégico, es el reto principal de nuestro Estado en aras de garantizar nuestra supervivencia como nación, que ha llegado a estar entre los más empobrecidos del continente. 



Claro escribir la recomendación anterior puede parecer fácil y tienen razón los colegas que establecen como “una locura el desafío de entender los asuntos mundiales donde el cambio es permanente”, lo difícil y lo digo como testigo, es crear las capacidades analíticas, que sirvan a diario y que se recomienden a largo plazo. Por eso, urge de manera imperante generar la capacidad  de visión estratégica en aquellos que  incorporan en su labor diversos análisis de sistemas complejos. Sin estas capacidades, seguiremos sujetos a navegar a ciegas en mares siempre turbulentos.



Hasta ahora, las redes de relaciones interpersonales, como sugiere Jones en su famosa “Teoría de la Complejidad” -que concibe a los actores internacionales como producto de estas y que implica ver al mundo como “un sistema de sistemas”-, le ha dado resultado a  Nicaragua desde el 2007 en su afán de enfrentar las tendencias de mayor afectación que hemos mencionado en un escrito anterior. Parece que dicha actuación marca una tendencia bastante definida, pero que requiere mayor efectividad de los miembros de ese sub-sistema como parte de sistemas más ampliados.



Me refiero a las reglas y marcos jurídicos, que demandan los esquemas de integración que hoy ocupan el mayor interés de los Estados para convertirse en bloques de mayor peso internacional y logren el auto-beneficio en pro de sus objetivos de desarrollo, en un marco internacional muy competitivo.  Hay muchos ejemplos de situación a tomar en cuenta, que a diario se anuncian en los espacios internacionales, mas al resaltarlos, hoy día se ve la falta de comprensión de muchos sobre el futuro.



Se puede concluir que la relación entre la esfera de la política exterior y el sistema de relaciones internacionales crecerá. Y no es como aseguran algunos, que proponen que los Estados pequeños renuncien a tener una política exterior de carácter independiente.


Msc. Manuel S. Espinoza J.

Presidente Ejecutivo del Centro Regional de Estudios Internacionales (CREI)
 

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