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viernes, 22 de febrero de 2013

«Por el carácter que toma la lucha...»



«Por el carácter que toma la lucha...»

Por Carlos Escorcia



21 febrero de 2013


Todas las revoluciones en la historia han sido memorables, han estado preñadas de entrega, de sacrificio, de sufrimiento, de valentía, de generosidad, de inmenso humanismo, de valores espirituales y de heroísmo. Todas son merecedoras de nuestra profunda admiración y respeto.


Sin embargo, con toda justeza histórica, también debemos resaltar las particularidades de la gesta heroica de un humilde campesino, de baja estatura, cuya honra era haber salido del vientre de los oprimidos. Ese joven se llamaba Augusto Cesar Sandino, el más ilustre de todos los nicaragüenses.


Las Sagradas Escrituras nos relatan la asombrosa epopeya de la primera revolución de esclavos de la historia de la humanidad, el levantamiento de los "hombres sin tierra", los hebreos, sometidos al yugo de Faraón en Egipto. El texto sagrado nos da a conocer "la irrupción de Dios en la historia."


Esa gesta de la primera revolución que conoció la humanidad, marcada por la revelación del Verbo de Dios, el eterno "Yo soy" el cual se le aparece al dirigente de los esclavos, el profeta Moisés y le dice: "...he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de la mano de los egipcios." (Exodo 3:7-8).


La historia de la lucha del pueblo de Israel por liberarse de la esclavitud en Egipto, se conoce también como la historia de la Salvación. Si la creación del Génesis se conoce como el momento primero, la irrupción de Dios en la historia de la humanidad por medio de la revelación del eterno "Yo soy el que Soy" también revelado en el Evangelio de Juan cuando el apostol dice "En el principio era el Verbo y el Verbo era con Dios y el Verbo era Dios" constituye en momento segundo. Se trata exactamente del mismo Verbo Existencial quien declara: "Antes que Abraham fuese Yo Soy" (Juan 8:58)


La epopeya de la liberación del pueblo hebreo fue la primera revolución triunfante en toda la historia de la humanidad, inmortalizada en las monumentales páginas del libro de los libros, la Biblia, llevada al celuloide mediante la película clásica Los Diez Mandamientos con la acción estelar de Charlton Heston y la impresionante producción de Cecil B. de Mille. Fue la epopeya de esa insurrección la que nos dió la Biblia, el libro inmortal.


De igual manera salvando la distancia de 18 siglos, se da en suelo americano otro levantamiento de esclavos el cual resulta en la primera Revolución triunfante de América Latina, la revolución de los esclavos en Haití, quienes se liberan del yugo colonial francés.


Mucho se ha hablado también sobre la primera gran derrota militar del imperialismo norteamericano en Vietnam. Ciertamente la Revolución Vietnamita esta también impregnada de heroísmo, de lucha y sacrificios. De ninguna manera podemos ni debemos demeritar la gloriosa lucha del pueblo vietnamita que humilló a la potencia más grande de la tierra, aquel 30 de Abril de 1975, con la caída de Saigón.


Pero en honor a la verdad, la primera gran derrota militar sufrida por el imperialismo fue la derrota sufrida en Nicaragua en la década de los 30 a manos de Sandino y sus hombres. Es sencillamente increíble que un "pequeño ejército loco" integrado por 30 campesinos descalzos, haya sido capaz de obligar a los marines a abandonar Nicaragua.


Sandino bebe de las aguas de la Revolución Mexicana, en donde vivió luego de incidentes propios de la juventud que lo obligaron a emigrar de Nicaragua. Pero Sandino se inspira en el martirologio del general Benjamín Zeledón, quien también muere en Masaya, resistiendo la ocupación de la patria.


Anastasio Somoza García le temía tanto a Sandino, que no contento con asesinarlo a traición (única forma de "derrotarlo"), escribe un libro para denigrar su memoria con su obra "El Calvario de las Segovias." Somoza hizo todo lo que pudo por sepultar para siempre de la historia de Nicaragua el nombre del general de hombres libres Augusto Cesar Sandino.


Le cabe al fundador del FSLN, Comandante Carlos Fonseca Amador, el privilegio de descubrir a Sandino, rescatar su memoria para las nuevas generaciones y proyectarlo con el padre de la nueva Nicaragua, libre y luminosa. El comandante Carlos es quien nos presenta a las nuevas generaciones al general de hombres libres que salvó la dignidad de la patria.


Las frases célebres de Sandino, denotan una enorme madurez política y un profundo conocimiento de las ideas libertarias y de la cosmovisión de la vida. Su Mafiesto Luz y Verdad denota su profunda espiritualidad y armonía con el Universo en el plano trascendental.


Sandino no tenía la más mínima duda que el enemigo histórico del pueblo de Nicaragua era el imperialismo norteamericano, el yanque invasor a quien catalogaba como "la bestia rubia del norte" y a los políticos de Washington les llamaba "gleba de morfinómanos."


Se han escrito muchos libros y millones de cuartillas, exaltando el pensamiento del muchacho de Niquinohomo. Pero en la Nicaragua de inicios del siglo XXI, ante la deserción de algunos que disfrutaron las mieles y la gloria de la Revolución Popular Sandinista y que ahora vergonzosamente se amalgaman con los enemigos del pueblo, se vuelven pertinentes las lapidarias frases de Sandino:


"Por el carácter que toma la lucha, los débiles, los cobardes y los pusilánimes nos abandonan; solo los obreros y campesinos irán hasta el final, solo su fuerza organizada logrará el triunfo."




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