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lunes, 11 de febrero de 2013

¿Por qué se va el Papa?



¿Por qué se va el Papa?



Moscú. Russia Today y agencias | 11 febrero de 2013












La inesperada renuncia del papa Benedicto XVI ha generado un gran número de incógnitas acerca de los verdaderos motivos que lo llevaron a tomar tal decisión, entre las que se destacan el caso VatiLeaks o los escándalos por pedofilia en la Iglesia.


Benedicto XVI, de 85 años, que hace el papa número 265 de la historia, renunciará el próximo 28 de febrero  La última vez que se produjo una renuncia al trono papal fue en 1415.


La renuncia del Papa es fruto de la "lucha a muerte dentro la iglesia, de las fuerzas de la masonería y de la fe católica", comenta a RT el periodista e investigador Daniel Estulin.


"Lo que estamos viendo en directo, la destrucción global de la economía mundial no es un accidente y tampoco un error del cálculo cometido a consecuencia de los chanchullos de los políticos", explica Estulin matizando que "por detrás están los poderes fácticos financieros   el Vaticano es una de las empresas más grandes de la historia", cuyo papel ha sido "no tanto salvar las almas de los fieles", sino comportarse "como una entidad financiera".


El periodista matiza que el Vaticano es "uno de los principales enemigos de algunas de las sociedades secretas más poderosas  del mundo", de donde radica "esta lucha entre el Vaticano y el papa, y la masonería", que -afirma- "está muy infiltrada dentro del Vaticano". "Todos están luchando por los mismos intereses, hacerse con el control del mundo", subraya.


En las últimas décadas -explica Estulin- los puestos importantes han recaído en manos de la masonería  y Benedicto XVI era un "rival muy incómodo", por lo que -explica- había fuerzas dentro del Vaticano que lo querían apartar.


Estulin aclara que el papa pensaba renunciar el 21 de diciembre de 2012, fecha que no tiene nada que ver con el calendario maya, sino con "el fin de una gran era". Dimitir esta fecha sería "arriesgado dadas las circunstancias y el simbolismo", explica.


Interpelado sobre si una persona más joven al frente al Vaticano podría cambiar la imagen de la entidad, Estulin se muestra escéptico, porque -afirma- lo que deberían de cambiar es "la forma de entender, de cómo funciona el mundo, y eso es una cosa que difícilmente van a entender porque el eje está en manos de la masonería". Según el periodista, "o destrozas la masonería y la eliminas de la iglesia, o lo que vas a tener de aquí a un futuro va a ser aún peor".


El gran inquisidor


"Este Papa ha sido el gran Inquisidor de la fe cristiana, no ha sido abierto y tolerante, como un teólogo de formación debería haber sido", explica Juan José Tamayo, uno de los teólogos más reputados de España.


"La primera reacción ha sido de sorpresa, porque es algo totalmente atípico e infrecuente que un Papa dimita, pero hay que tener en cuenta que Benedicto XVI accedió al pontificado con 78, ha sido el Papa de más edad en acceder al trono de San Pedro y claro, la edad, la salud, la capacidad, su responsabilidad se han visto deterioradas en los últimos tiempos".


Tamayo recuerda otra renuncia papal: "Quizá históricamente, una de las dimisiones más llamativas fue la de Celestino V, que abdicó para volver a su vida monacal. A este Papa le eligieron en la Edad de Hierro del Vaticano, en la Edad Media. Fue designado para luchar contra la corrupción y el autoritarismo de la época, pero se vio abrumado por el peso de la labor y lo dejó".


Tamayo no cree que el caso de Benedicto XVI sea el mismo, pero este Papado ha tenido muchos problemas, según el teólogo. "El Papa no ha sabido dar respuesta a los más de 1.200 millones de católicos que hay en el planeta y que buscaban respuesta a cuestiones como la libertad de expresión y cátedra y ha limitado el pensamiento crítico de la iglesia".


"El mayor problema ha sido la pederastia. Un asunto que ha sido el mayor escándalo de la historia del Cristianismo y que le estalló en las manos. Al principio impuso el silencio cuando era presidente de la Congregación para la Doctrina de la Fe y luego tomó medidas tibias, sin aplicar las medidas que contempla el derecho canónico para estos casos y sin colaborar con los tribunales civiles".


Tamayo expone que Ratzinger fue el guionista del papado de Juan Pablo II y que en el momento en que le tocó ser actor principal no supo hacerlo bien. "A parte de ser recordado como ‘El Papa que dimitió’ pasará a la historia como el que reforzó los controles dogmáticos de los teólogos y la estructura jerárquica piramidal de la iglesia, dejando fuera a la mujer y la opinión de los fieles".


En cuanto al futuro, el teólogo vaticina que el próximo Papa será continuista con la labor de Benedicto XVI, por dos motivos; primero porque el colegio cardenalicio ha sido elegido por él y segundo porque influirá directamente en la elección del sucesor.


Otras opiniones


Algunos expertos opinan sin embargo que la renuncia del pontífice se debe especialmente a dolencias causadas por problemas de salud y no necesariamente como un instrumento para evadir la responsabilidad de los escándalos de corrupción y nexos con la mafia que han estado acosando a la Iglesia católica en los últimos años. 


"Durante los últimos meses, con la a aparición del escándalo de VatiLeaks hubo grandes discusiones al interior del Vaticano y se llegó a pensar hasta en la renuncia del secretario de Estado, Bertone, pero nunca se pensó que el que renunciaría sería el mismo papa, esta fue la gran sorpresa", asegura el periodista Franco Olivo en declaraciones a RT.


Según el periodista, los motivos de esta decisión son más bien personales, "a pesar de que Ratzinger estuvo en el centro del poder de la Iglesia por más de 30 años, ya que debemos recordar que él fue el más cercano colaborador de Juan Pablo II".


"Pero los escándalos no empezaron en este pontificado. Por ejemplo, el problema con el banco del Vaticano, el IOR, que empezó hace unos 20 años, que llegó a vincular al Vaticano con el lavado de dinero y hasta nexos con la mafia" agregó Olivo.   


Otro gran escándalo que ha remecido los cimientos de la Iglesia es el de la pedofilia, siendo el último eslabón de una cadena de infortunios el caso del cardenal de Los Ángeles Roger Mahony, de 77 años, que fue despojado de toda su actividad pública por encubrir a los curas que abusaron de menores trasladándolos de parroquia en parroquia.


Entre toda esta maraña de problemas, está planeado que el cónclave se reúna a comienzos de marzo para elegir a un nuevo pontífice  labor que según Olivo es "muy complicada, ya que nunca se sabe qué va a ocurrir cuando se reúna el colegio de cardenales. Los italianos, que solían ser la porción más fuerte ya no lo son, ya no hay una mayoría absoluta en el colegio de cardenales", concluyó Olivo.


Elogiado por conservadores


Benedicto XVI fue elogiado por conservadores por intentar reafirmar el tradicionalismo de la identidad católica, pero los liberales lo acusaron de querer revertir reformas al interior de la Iglesia y de perjudicar los diálogos con comunidades musulmanas, judías y cristianas.


La decisión de renunciar dejó perplejos a los funcionarios de la Iglesia y a los católicos del mundo, pero se trata de una medida que había sugerido en el pasado.


Benedicto XVI disfrutó de una relativa buena salud durante la mayor parte de su vida, pero la primera señal de deterioro se produjo en octubre del 2011, cuando comenzó a utilizar una plataforma con ruedas para moverse en el pasillo principal de la Basílica de San Pedro.


En un libro publicado en el 2010, dijo que no dudaría en convertirse en el primer pontífice en renunciar por voluntad propia en más de 700 años si sentía que ya no era capaz "física, sicológica y espiritualmente" de gobernar a la Iglesia católica.


Antes de ser elegido Papa, el ex cardenal Joseph Ratzinger era conocido como el rottweiler de Dios por sus severas posturas sobre asuntos teológicos.


Al ser electo Papa, sus primeras palabras fueron: "solo soy un simple trabajador en la viña del Señor". Poco después reveló que durante la votación rogaba a Dios no salir electo.


Pese a la enorme popularidad de su carismático predecesor -a quien colocó en la vía rápida hacia la santidad y al que beatificó en el 2011- sus asesores dijeron que Benedicto XVI estaba resuelto a no cambiar su estilo para imitar a Juan Pablo II. El Papa, un religioso de maneras relajadas que tocaba el piano, logró mostrar al mundo un lado más amable del hombre que fue el jefe de la aplicación de doctrinas del Vaticano por casi un cuarto de siglo.


Pero los abusos sexuales por parte de sacerdotes a niños afectaron profundamente buena parte de su pontificado. Ordenó una investigación oficial sobre casos en Irlanda que llevó a la renuncia de varios obispos.


Sin embargo, las relaciones del Vaticano con Irlanda se enfriaron notablemente durante el papado de Benedicto XVI, hasta el punto en que Dublín cerró su embajada en la Santa Sede en el 2011.


Víctimas demandaron que fuera investigado por la Corte Penal Internacional, pero el Vaticano dijo que el líder católico no podía ser considerado responsable por los crímenes de otros.


El escándalo a partir de una fuente mucho más cercana se produjo en el 2012, cuando el mayordomo papal fue hallado culpable por filtrar documentos que denunciaban actos de corrupción en los asuntos del Vaticano, lo que generó irritación a nivel global.


Pasado alemán


Josef Ratzinger llegó al mundo el 16 de abril de 1927, hijo de un gendarme; sus padres eran muy católicos. Fue bautizado y la pila bautismal de la sencilla iglesia del pueblo es ahora motivo de visitas turísticas y peregrinaje de católicos.


Empezó sus estudios de Teología en 1946 y cinco años después se ordenó sacerdote junto con su hermano Georg.


En El Vaticano ocupó la Prefectura de la Congregación de la Fe, que revisa y vigila los principios fundamentales del Catolicismo. Esa Congregación fue hace siglos la Santa Inquisición.


Ratzinger quiso jubilarse en ese entonces, pero el Papa Juan Pablo II le ordenó que no lo hiciera y dijo que lo necesitaba a su lado.


Como el primer Papa alemán en unos mil años, Benedicto XVI confrontó el propio pasado de su país cuando visitó el campo de concentración nazi de Auschwitz.


Describiéndose como "un hijo de Alemania", oró y se preguntó por qué Dios estuvo silencioso ante la muerte en el campo de 1.5 millones de personas, en su mayoría judíos, durante la Segunda Guerra Mundial.


Ratzinger fue parte de las Juventudes Hitlerianas durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la participación era obligatoria.


Nunca integró un partido nazi y su familia se opuso al régimen de Adolf Hitler.


Pero su viaje a Alemania también desató una de las mayores crisis de su pontificado. En un discurso en una universidad, citó a un emperador bizantino del siglo XIV al decir que el Islamismo sólo trajo maldad al mundo y que había sido propagado a punta de espadas.


Tras protestas que incluyeron ataques a iglesias en Oriente Medio y la muerte de una monja en Somalia, el Papa dijo más tarde que lamentaba el malentendido causado por su discurso.


En una medida que fue vista como ampliamente conciliatoria, a fines del 2006 el Papa realizó una visita histórica a la Turquía mayormente musulmana, donde rezó en la Mezquita Azul de Estambul.


Sin embargo, meses más tarde el ex presidente iraní Mohammad Khatami se reunió con el líder católico y dijo que las heridas entre cristianos y musulmanes todavía eran "demasiado profundas" tras el discurso polémico en Regensburg.


En el 2007, Benedicto XVI nombró a un obispo polaco que alguna vez se desempeñó como espía para la policía comunista. El religioso tuvo que dejar el cargo ante la polémica generada.


El Papa realizó un exitoso viaje a Estados Unidos en el 2008. Se disculpó por los escándalos de abusos sexuales, prometió que removería a los sacerdotes pedófilos y trató de ofrecer consuelo a las víctimas.


Pero el 2009 fue un año desafortunado para el pontífice, dado que cometió una equivocación tras otra.


El mundo judío, además de muchos católicos, se indignó cuando Benedicto XVI levantó la excomunión a cuatro obispos tradicionalistas, incluyendo a un religioso que negaba abiertamente la existencia del Holocausto.


El Papa provocó irritación internacional nuevamente en marzo del 2009, cuando dijo a periodistas en un avión rumbo a Africa que el uso de preservativos en la lucha contra el SIDA sólo había logrado empeorar la epidemia.


Hombres de confianza


En el Vaticano, prefirió designar a personas de su confianza y algunos de sus nombramientos iniciales fueron controvertidos.


Escogió al cardenal Tarcisio Bertone, que trabajó junto a él por años en la oficina de doctrinas del Vaticano, para que fuera su secretario de Estado, pese a que el funcionario no contaba con experiencia diplomática.


Uno de los temas que a menudo abordaba era la amenaza del relativismo, rechazando el concepto de que los valores morales no son un absoluto sino que dependen de la persona y la situación en que se aplican.


"Nos estamos moviendo hacia una dictadura del relativismo, que no reconoce nada como definitivo y que tiene entre sus mayores valores al ego y los deseos propios", dijo durante un servicio en el funeral de Juan Pablo II, que según muchos creen convenció a varios cardenales para que votaran por el Papa alemán en el cónclave que seguiría a su muerte. Benedicto XVI se comprometió con la unidad cristiana pero otras comunidades religiosas lo criticaron en el 2007 cuando aprobó un documento que reafirmaba la posición del Vaticano de que todas las otras creencias cristianas, aparte del Catolicismo, no eran iglesias de Jesucristo propiamente tales.


Confirmó sus inclinaciones conservadoras respecto a otras religiones en el 2011, cuando durante una cumbre entre comunidades religiosas en Assisi, Italia, no incluyó la oración simultánea común que fue impulsada por Juan Pablo II al inicio de los encuentros en 1986.


Sin embargo, en la misma cumbre el Papa reconoció "con enorme vergüenza" que el Cristianismo había usado la fuerza en su larga historia, y se sumó a otros líderes religiosos para condenar la violencia y el terrorismo en el nombre de Dios.


Las relaciones de Benedicto XVI con la comunidad judía tuvieron sus altibajos.


Los rabinos se ofendieron con su decisión de permitir la amplia utilización de misas y misales en latín a la vieja usanza, lo que incluía una oración que pedía por la conversión de los judíos.


La comunidad judía se sintió insultada otra vez en el 2009 cuando el pontífice reinició el proceso para poner a Pío XII, acusado por algunos judíos de ignorar deliberadamente el Holocausto, en el camino a la santidad luego de una pausa de dos años.


Sin embargo, en el 2011 fue elogiado por exonerar a los judíos de las acusaciones de ser responsables por la muerte de Cristo, repudiando el concepto de la culpa colectiva judía que afectó las relaciones entre ambas religiones durante siglos.


Aún así, sus críticos dicen que muchas de sus acciones fueron intentos por revertir reformas iniciadas por el Concilio Vaticano Segundo realizado entre 1962 y 1965, las cuales modernizaron la Iglesia Católica y allanaron el camino para el diálogo entre religiones.


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