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miércoles, 20 de febrero de 2013

Senador Rubio, las elecciones ya pasaron


Senador Rubio, las elecciones ya pasaron

Carlos Escorcia Polanco


20 de Febrero de 2013 | 


En su respuesta al discurso del “estado de la unión” del presidente Obama la noche del Martes 12 de febrero, el senador Marco Rubio, republicano por Florida, habló como si estaba en un debate presidencial o como si en Estados Unidos no hubieron elecciones presidenciales y como si su partido no las perdió. Sin aportar nada nuevo, Rubio se dedicó a repetir el disco rayado de las pasadas elecciones presidenciales de Noviembre, dando a entender que se trata de un joven imberbe que no logra aterrizar en la realidad y que no tiene los pies sobre la tierra. 


Rubio recurrió a todas las gastadas, obsoletas y derrotadas consignas ideológicas del candidato presidencial Mitt Romney.  Rubio olvidó que ya esas consignas político partidarias fueron puestas a consideración de los votantes y que el pueblo estadounidense ya se pronunció de manera clara e inequívoca durante las últimas elecciones presidenciales. 


Si los votantes le dieron el control de la Cámara de Representantes a  la oposición Republicana, fue para equilibrar el ejercicio del poder y evitar abusos, no para reabrir el debate ideológico, asunto ya dilucidado con el triunfo del presidente Barack Obama. 


Para muchísimos latinos, Obama no es la panacea a los problemas de la comunidad inmigrante de Estados Unidos.  Para quienes vienen de experiencias latinoamericanas,  Obama está lejos de encarnar los ideales de Martí, Zapata, Bolivar, San Martín o Sandino.  Pero en la actual coyuntura política estadounidense frente a la peor crisis económica en tres generaciones, Obama representa las aspiraciones de las mayorías. 


Aunque ciertos superficiales analistas de la gran prensa se han dedicado a resaltar el quizás insignificante detalle de Rubio de detenerse a mitad de su discurso para apurar una botellita de agua, la realidad es que las contradicciones del discurso de Rubio van mucho mas allá de la inocuidad de tomarse un traguito de agua ante las cámaras.

 
Rubió recordó a los televidentes exactamente los mismos trillados dogmas republicanos,  “Más gobierno no les ayudará a salir adelante. Les mantendrá estancados. Más gobierno no les brindará más oportunidades. Les limitará.” 


Esa tesis harto extemporánea, ya se debatió ampliamente durante la campaña electoral y también ya se dilucidó.  Rubio sin embargo la repitió varias veces, contradiciéndola con su propia experiencia personal. 


El imberbe senador cubano-americano sacó pecho de sus orígenes humildes, pero defendió a los ricos mejor que ellos mismos.  Se puso como ejemplo del “sueño americano”  y mencionó como se graduó de la universidad con un préstamo...del gobierno, mientras su padre recibió cuidados médicos del gobierno, programa que está amenazado por la guillotina republicana. 


Si no fuera por la ayuda del gobierno, Rubio jamás se hubiera graduado como profesional, ni su padre hubiera recibido los cuidados médicos que el ahora pretende cercenar.  Habrase visto semejante contradicción.  Negando con su vida lo que proclama con su boca. 


El senador alardea que logró el sueño americano, que sus padres eran pobres y que no le heredaron nada, para luego admitir que todavía vive en el mismo vecindario de la clase trabajadora en donde creció.  Un momento, ¿cómo es que escaló a la clase media, pero vive en un vecindario de clase obrera?  ¿No notan la demagógica contradicción confesada por el mismo? 


Marco Rubio es un reconocido injerencista, enemigo del pueblo de Nicaragua.  A raíz de la aplastante victoria del presidente Ortega durante las elecciones de Noviembre de 2011, Rubio promovió una resolución en el senado estadounidense condenando dichas elecciones, conocida como S. Res 344, de carácter no vinculante,  algo parecido a los pañuelazos parlamentarios de la oposición anti-Sandinista en Nicaragua. 


A mas de un año de introducido dicho ante-proyecto de ley, pese a no tener ninguna fuerza de ley más que un simple pronunciamiento que no obligaría en nada al presidente Barack Obama, dicha resolución duerme el sueño de los injustos en los anaqueles del congreso yanque, el senador John Kerry la engavetó y ahora está muerta. 


La “prensa independiente” de Nicaragua no ha dicho ni media palabra sobre el sensible fallecimiento de la resolución de Rubio, ni han vuelto a decir que “el senado de los Estados Unidos condenó el fraude en Nicaragua” como alegre e irresponsablemente dijo a gritos cierto robusto “analista” por televisión. 


Los irresponsables y calumniosos medios anti-Sandinistas trompetearon en  Nicaragua que el Senado yanque había condenado el “fraude” electoral de Noviembre de 2011.  Nada mas lejos de la verdad, solo comparable a la mentira de llamar senadora a la diputada Ileana-Ross Lethinen, republicana por la Florida. 


El partido republicano acaba de sufrir dos derrotas electorales presidenciales sucesivas.  Todas las encuestas de opinión indican que la popularidad del presidente Obama se ha disparado por el techo mientras el discurso republicano se debilita ante los ojos del pueblo. 


Si el Antiguo Gran Partido (G.O.P. por sus siglas en ingles, “Grand Old Party”) cree que utilizando la imagen del senador Rubio va conquistar el voto latino, entonces la comunidad inmigrante debe decirles: “Señores, no padecemos de amnesia”. 


La comunidad inmigrante aún no ha olvidado la ignominia de la proposición 187,  ni los ultrajes del Sheriff  Joe Arppaio del condado de Maricopa en Arizona, ni el racismo de su gobernadora. Un joven rostro latino, marcado por sus propias contradicciones no podrá revertir décadas de racismo, discriminación y marginación a la comunidad inmigrante.   


El partido republicano tendría que hacerse una profunda reingeniería ideológica antes que pueda soñar con recibir el voto de la comunidad latina, que esta vez le dió abrumadoramente su voto al presidente Barack Obama.




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