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lunes, 11 de septiembre de 2017

FORMAS ENGAÑOSAS DE EXALTAR EL YO EGÓLATRA Y EL AUTOENGAÑO


Mensajes, imágenes y realidades aviesa o inocentemente  metamorfoseadas
FORMAS ENGAÑOSAS DE EXALTAR EL YO EGÓLATRA Y EL AUTOENGAÑO
Revista Libre Pensamiento

SEGUNDA PARTE

¿Cómo se exalta el Yo ególatra, el autoengaño y la ductilidad del ser humano?

Divorcio inducido entre lo individual y lo social

Amén de la excesiva exaltación del Yo, aparecen en los media occidentales mensajes, imágenes, fotografías y videos que dan la apariencia de transmitir altruismo, abnegación, sensibilidad humana, esperanza, amor y mucho más, engañosamente alejados del pregonado Yo ególatra, cuando en verdad apuntan a su reforzamiento con mensajes más sutiles… Se trata de asuntos que tocan las fibras de la sensibilidad humana, pudiendo con pasmosa facilidad hacernos caer en la tentación de verlos de buen grado sin mayor esfuerzo interpretativo; como si encerraran, a fuerza, aspectos positivos e inocuos de la realidad. Mas, superada la tentación que puede agarrarnos fuera de base, viene el debido rechazo a la intención que lleva su difusión, convencidos de que no hay en ello ni pizca de impulso educativo.    

Se puede ver, por ejemplo, a un hombre ayudando a una anciana a cruzar la calle; a un niño desprendiéndose con generosidad de su juguete para obsequiárselo a otro que no posee ninguno; a una mujer amamantando al niño de otra, o incluso a la cría recién nacida de un animal; al conductor del camión recolector de basura obsequiando una réplica en  juguete del mismo a un niño autista que se asoma para verlo pasar. Y todo esto se estima conjunto de acciones ejemplares. Y ciertamente lo es, mientras no se tenga el propósito de valerse de ello para contraponerlo a la sociedad en su conjunto, al ser humano en general; ni a las acciones justas que ellos emprendan para beneficio mutuo o en contra de lo que les provoque daño.


El asunto de fondo es entonces otro; a saber, que estamos ante lo individual divorciado de lo social, como si las personas no tuvieran, del todo, vida social o ésta fuese muy limitada. O como si el destino de los seres humanos en su totalidad en cada hemisferio, continente, región y país pudiera obnubilarse, esfumarse, para dejar tan sólo lo que hacen personas ejemplares que, muy probablemente sin desearlo, son utilizadas para enaltecer el Yo, el Sólo Yo Existo. Menuda manera de llevarnos a la variante más acabada de solipsismo.

Google, Facebook y abundantes medios, de indiscutible catadura occidental, lanzan a los cuatro vientos grandes cantidades de situaciones semejantes. La pregunta es por qué no abordan la vida en sociedad; la de los pueblos; la de los trabajadores; la de los campesinos, la de los obreros; en fin, la de quienes nos brindan con su auténtico, real y productivo esfuerzo laboral, alimentos, calzado, vestimenta, vivienda, medicinas, servicios básicos diversos...

Protestas masivas reales contra la guerra, se silencian, no son cubiertas; igual pasa con la lucha multitudinaria contra los desahucios y la ley del bozal en España; la exigencia que hoy moviliza a los argentinos en pro de la aparición con vida de Samuel Maldonado; las masivas movilizaciones de los venezolanos en contra de las amenazas de intervención yanqui para aplastar a la Revolución Bolivariana y apropiarse de sus riquezas; las protestas en diversas ciudades de EEUU contra las deportaciones de emigrantes ordenadas por el inquilino de la Casa Blanca; el rechazo a las constantes acciones genocidas de la OTAN y sus hermanas de sangre, incluyendo acá al Estado Islámico en sus más variadas versiones; la profunda crisis interna que vive el régimen sionista de Israel; las protestas en Corea del Sur contra la instalación del THAAD, etc.


La imagen se ha convertido en un monstruoso cazabobos

Y aunque determinadas acciones del brazo armado de Occidente se muestren, se recurre a libretos adulterados que las embellecen y las transforman, por ejemplo, en “guerras humanitarias” contra el terrorismo. Las dantescas muertes de civiles en Siria, Yemen y otros rincones sometidos a bombardeos por la OTAN y sus terroristas “moderados”, se vuelven efectos colaterales de la guerra contra el “terrorismo”.

Y mientras Occidente adorna hasta el hartazgo sus acciones contra los pueblos disfrazándolas de benévolas,  se metamorfosea por completo lo que ocurre en países como Siria, definido como un país gobernado por un tirano monstruoso que utiliza armas de destrucción masiva contra sus propios connacionales, aunque en realidad las cosas sean por completo al revés: las agrupaciones terroristas creadas por EEUU son las que asesinan a muchos miles de sirios, en acciones combinadas con los aviones de la coalición que lidera esa nación imperial contra quienes se vuelven luego víctimas “colaterales”. Y lo que de hecho es una agresión foránea contra esta nación de Oriente Medio, usándose lo mediático, se convierte en “guerra civil”.

De Corea del Norte se dice que es patrimonio dinástico de un demente dispuesto a desencadenar una guerra termonuclear contra EEUU y el mundo entero; mientras se oculta que se trata en verdad de una nación constantemente amenazada de intervención por parte de EEUU y Corea del Sur, realizando sostenidas maniobras militares en su contra, en las que todas las opciones, incluida la atómica, se incluyen; asunto que cuenta con la complicidad del Japón. 

Israel ¿es acaso una pobre e inocente criatura amenazada por los árabes y particularmente por los palestinos? No. De la mano de Occidente, de estado agresor, terrorista, geofágico e inventor de historietas perversas, como el supuesto holocausto al que pretendidamente se vio sometido, en realidad ha sido él mismo, el que se lo ha impuesto a los palestinos, despojándolos de su propio territorio, de sus casas y de su libertad. Pero los medios occidentales cuentan la historia en sentido opuesto.

El cuento de que una imagen vale más que mil palabras, pretende convertirse en un formidable cazabobos que haga creer en las falsas bondades de algunos y en las montadas maldades de otros, que no gozan para nada de la venia de Occidente. Dichosamente, la relatividad de las cosas no nos lleva al relativismo, al subjetivismo, a jugar caprichosamente con la realidad. Por el contrario, acá sólo tiene cabida la dialéctica bien entendida, un formidable instrumento para comprender el mundo y no un instrumento caprichoso con el que los adeptos del sistema quieren jugar.


El anzuelo del coaching

El Capital busca perpetuarse por todos los medios a su alcance y lo declara.[1] A lo inmediato se vale de las necesidades, la ignorancia, el desconocimiento, la ingenuidad y el sometimiento de las personas a jornadas laborales cada vez más prolongadas, mismas que las alejan de la posibilidad de reflexionar y discutir entre sí los problemas que las aquejan.

Amén de la fuerza bélica, también recurre a mecanismos pervertidos que le facilitan realizar sus afanes de dominio total. El Coaching (entrenamiento) se cuenta entre ellos. De arranque leamos esto que muestra su quimérico objetivo: “Coaching es un proceso por el cual el Coachee va transformando, con el acompañamiento del Coach, su sueño en un deseo y éste último en una meta alcanzable, a través de la fijación de un plan de acción, la confrontación con sus miedos y limitaciones y la búsqueda del verdadero ser. El fin último del Coaching es ayudar al Coachee a que experimente su mejor versión, hacerle brillar, con el fin de que cumpla sus sueños.”[2] (Tradúzcanse Coach como entrenador y Coachee como entrenado).

¿Hacerle brillar”? ¿Quién puede obrar esa maravilla en una persona? ¿Quién puede operar el milagro de conducir a una persona  a la realización de sus sueños y a que encuentre su verdadero ser? Para no dejarnos embobar por las tonterías en torno a esta temática, conozcamos parte de la alusión que hacen del coaching un par de psicólogos profesionales:

“El eclecticismo ha hecho ya mucho daño a la psicología como disciplina científica (…). ¿Qué pensarías de un traumatólogo que, dependiendo de la parte del cuerpo que se te hubiera roto, te aplicara un antiinflamatorio, homeopatía o te hiciera la danza de la lluvia? ¿Creerías que es un profesional serio que domina un campo? ¿Confiarías siquiera que la medicina es una ciencia si cambia su marco teórico en función del criterio de quien la aplica? La psicología lleva décadas investigando, experimentando y reuniendo evidencia empírica para explicar cualquier tipo de problema con los mismos principios psicofisiológicos del aprendizaje.”

Dice, además, que a una madre, por ejemplo, aunque no haya estudiado cocina, se le puede preguntar cómo preparar un guiso, pero al contratar servicios, se exige profesionalidad para garantizar determinados principios éticos y metodológicos. Señala también que no hay nada peor que pagar por algo infuncional. Concluye así: “El coaching nace del fracaso de la psicología a la hora de explicar qué hacemos los psicólogos en terapia. Hemos banalizado tanto nuestro trabajo que la gente no es capaz de ver que tras cada pauta dada existe una disciplina científica detrás.”[3]

Un humorista, también psicólogo, basándose en la información oficial relativa al tema, señala que para que alguien se vuelva coach basta con que realice un curso de 60 horas para formarse en Coaching, aceptar la lectura del código ético y los estatutos ICF (International Coach Federation España) y, no faltaba más, pagar 306€ por ello.[4]

Pero ¿cuál es de fondo el papel del Coaching? Los cursos de coaching y liderazgo enrumban su proa a servirle al sistema en su propósito nada loable de enajenar fácilmente al ser humano. Se lleva al punto de hacerle creer al ego del destinatario que, siendo especial, “ha nacido para grandes cosas” con lo que se le empieza a destruir con un narcisismo que lo conducirá al endiosamiento de sí mismo. Y lo más dañino resulta el “discurso del éxito, del triunfo, de “tú no eres un perdedor”.” Poner a competir entre sí a las personas, empujándolas a que se den codazos; a pisotearse unos a otros sin ninguna consideración; verlas convertidas en bestias, es el propósito del sistema para lograr someterlas por completo.[5]

En un escrito demoledor, Marcos Roitman se refiere con mucho tino a las bagatelas individualistas que hoy pululan por doquier, enrumbadas todas a conjugar el yo elevado a la enésima potencia, pero ese yo que cae en el más grande autoengaño de todos los tiempos: “Los problemas no son sociales, sino individuales, y sólo yo tengo la culpa de vivirlos. El problema es de actitud. (…) Usted tiene la llave para triunfar, ser millonario, conseguir la fama y superar obstáculos. Sólo debe tener una actitud positiva. Autoexplotarse, convencerse de un sonoro “sí se puede”. Repita varias veces al día yo, yo, yo, yo y sólo yo soy capaz de enfrentarme a todo cuanto me pase y ser triunfador. Soy positivo…”[6]

En un rumbo muy semejante al del Coaching, para el proyecto Tuning, que opera más específicamente en el mundo universitario, lo útil no es la adquisición de conocimientos, sino las destrezas, competencias y habilidades. El norte de su filosofía es el adiestramiento del alumnado para hacerlo dúctil al mercado laboral, poniendo el acento en el aprendizaje de competencias de carácter instrumental en Medicina, Pedagogía, Enfermería, Antropología y Filosofía, carreras en las que del todo no caben. Su eje central es atender las demandas de empleadores, interesados en “conocer fehacientemente lo que significa en la práctica una capacitación o una titulación determinadas”. Se espera que esto se logre “añadiendo indicadores que puedan ser medidos con detalle”. [7]

La exaltación del yo es sólo un espejismo. El sistema opresor presenta al sujeto moviéndose de acuerdo a su propio interés, cuando en verdad se supedita a causas externas que lo sobrepasan. No es su propio yo al que responde, sino al “yo social”, equivalente al rol que se espera que él ejerza; una suerte de “disfraz subjetivo de la función social objetiva” que el Capital le asigna a cada individuo.” De esta suerte, lejos de la reafirmación del yo, lo que se produce “es un debilitamiento de la personalidad total y se la reduce solo a determinadas facultades.”[8]


Tras la colonización de opiniones, actitudes y comportamientos colectivos

No es inocua la promoción acrítica e indiferenciada de una tecnología que coloca al ser humano detrás de un monitor, de un celular o de cualquier otro instrumento para hacerlo pasar mucho tiempo incomunicado. De hecho, se está detrás de una tecnología que reduce las capacidades intelectuales y reflexivas de las personas al sujetarlas a una silla en la que permanecen por mucho tiempo enajenándose, mucho más que informándose, instruyéndose y, ya no se diga, educándose. Sea una computadora, una consola de videojuegos o el hecho de disponer una conexión a internet, cuando se acapara nuestra atención, se bloquean “todas nuestras conductas básicas racionales”.[9]

Pese a lo que pregona el sistema, la comunicación no deriva de experiencias comunes, ni de valores y normas transmitidos gracias a la tradición y a la ética; por el contrario, por su medio, se busca superar artificialmente los antagonismos, vía la “reconciliación humana” y las TIC, instrumentos diseñados para diluir la subjetividad y la comunidad, volviéndolas parte de las relaciones intersistémicas propias de la sociedad cibercultural. Se somete todo a patrones únicos en lo que concierne al uso y comprensión de la tecnología.

Con las TIC se desea garantizar al máximo  la flexibilización profesional del futuro trabajador, de modo que se siga formando toda su vida, actualizándose siempre, por su propia cuenta, en función de que renueve sus destrezas y habilidades para beneficio del empresariado. En lo que atañe al papel asignado a las universidades, dado que las decisiones académicas se adoptan en función de motivaciones económicas, lo que está en juego es el control, la apropiación y la distribución del conocimiento generado en función del éxito en la competencia global.

Modelos de identidad y comunidad devenidos de la tradición cultural, se ven disueltos gradualmente por modelos híbridos tecnologizados que actúan como actualísimos modelos “de identidad individual y colectiva”. Se busca colonizar opiniones, actitudes y comportamientos colectivos.[10]



[1] Al respecto de cómo la política en Europa se deslinda por completo de la soberanía popular leemos:Según el presidente Macron, Francia debe ser capaz de adaptarse a los cambios que se han producido en el mundo desde 1989: caída del muro de Berlín, disolución de la Unión Soviética y triunfo de la globalización estadounidense. Estima que para reconstruir el país sería absurdo volver al antiguo concepto de soberanía nacional. Al contrario, hay que avanzar utilizando los medios disponibles. Es por eso que hoy «Nuestra soberanía es Europa».” Thierry Meyssan.  Según el presidente francés Macron, la época de la soberanía popular ha quedado atrás. http://www.voltairenet.org/article197742.html
[2] EL PAPEL DEL COACH EN EL PROCESO DE COACHING. http://www.dreamandcoaching.com/2015/01/22/el-papel-del-coach-en-el-proceso-de-coaching/
[6] Marcos Roitman Rosenmann. Las enfermedades del yo. http://www.jornada.unam.mx/2016/02/28/opinion/018a1mun
[7] Manuel Moncada Fonseca. Reingeniería académica a gusto del capital. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=117693
[8] José María Fernández Paniagua. LA ENAJENACIÓN EN LA SOCIEDAD CAPITALISTA. UNA APROXIMACIÓN A LAS TESIS DE ERICH FROMM. http://acracia.org/la-enajenacion-en-la-sociedad-capitalista-una-aproximacion-a-las-tesis-de-erich-fromm/
[10] Manuel Moncada Fonseca. Ob. cit.

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